¡Feliz día de la Virgen del Carmen.
Amiga
Regalo
Renovación sacerdotal
Padre Omar: te invita los jueves a la eucaristía a las 7 de la mañana en la iglesia principal de Madrid
Oración a Bernadette
Bernadette, durante mucho tiempo buscaste a dónde te llamaba el Señor.
Rezaste. Escuchaste.Confiaste. Estabas segura de que el Señor te iluminaría.
Te pusiste totalmente en las manos de Dios. Como María, que te había hecho su confidente.
Inspírame la misma confianza, la misma generosidad, la misma paciencia.
Rezaste. Escuchaste.Confiaste. Estabas segura de que el Señor te iluminaría.
Te pusiste totalmente en las manos de Dios. Como María, que te había hecho su confidente.
Inspírame la misma confianza, la misma generosidad, la misma paciencia.
Señor, ilumíname en mi camino y dame la fuerza de decir "sí" cuando oigo tus llamadas.
Bernadette, tu deseabas intensamente la Eucaristía. Hiciste todo lo posible para poder, finalmente, recibir el Cuerpo de Cristo, el Pan de los fuertes.
Te gustaba adorar al Santísimo Sacramento, Presencia de Cristo hasta el final de los tiempos. Unías tu vida a la ofrenda viva de Cristo sobre el altar.Como María, mujer eucarística.
Ispírame la misma hambre de la Eucaristía, alimento, presencia y sacrificio.
Te gustaba adorar al Santísimo Sacramento, Presencia de Cristo hasta el final de los tiempos. Unías tu vida a la ofrenda viva de Cristo sobre el altar.Como María, mujer eucarística.
Ispírame la misma hambre de la Eucaristía, alimento, presencia y sacrificio.
Señor, tu nos has dado a tu Hijo, el Pan vivo y eterno. Que su Eucaristía transforme mi vida en una perpetua acción de gracias.
Bernadette, a ti siempre te gustó servir a los demás.
El 11 de febrero, la Virgen se te apareció cuando habías ido a buscar leña.
Con las Hermanas, aprendiste a cuidar a los enfermos y a los internos del hospicio.
Más tarde, en Nevers, fuiste una excelente enfermera, animada por una caridad inteligente y atenta. Como María, que vio las necesidades de una familia en Caná.
Inspíranos la misma generosidad y la misma fe que te hacían ver a Cristo presente en cada Hermana enferma.
El 11 de febrero, la Virgen se te apareció cuando habías ido a buscar leña.
Con las Hermanas, aprendiste a cuidar a los enfermos y a los internos del hospicio.
Más tarde, en Nevers, fuiste una excelente enfermera, animada por una caridad inteligente y atenta. Como María, que vio las necesidades de una familia en Caná.
Inspíranos la misma generosidad y la misma fe que te hacían ver a Cristo presente en cada Hermana enferma.
Señor, tu nos has dado hermanos y hermanas que amar. Que nuestros ojos, nuestros brazos y nuestros corazones estén abiertos a todos los que pones en nuestro camino.
Bernadette, tu fe creció en la Iglesia. La Iglesia era tu familia, tu parroquia, tu comunidad religiosa. Valerosamente, fuiste a decir a los sacerdotes que organizaran una procesión y construyeran una capilla.
Después de cumplir tu misión, te retiraste otra vez al silencio y la humildad.
Como María, presente el día de Pentecostes y, después, retirada en el silencio.
Ispírame el mismo amor a la Iglesia: que confíe en ella y que sea en ella piedra viva.
Después de cumplir tu misión, te retiraste otra vez al silencio y la humildad.
Como María, presente el día de Pentecostes y, después, retirada en el silencio.
Ispírame el mismo amor a la Iglesia: que confíe en ella y que sea en ella piedra viva.
Señor, tu das a cada uno un sitio en tu Iglesia. Haz que responda a mi vocación con la misma sencillez y la misma generosidad que Bernadette.
La Virgen de Lourdes
La Virgen de Lourdes es una de las advocaciones de la Virgen María más veneradas del mundo entero. Su historia comienza el 11 de febrero de 1858 en Lourdes, Francia.
Bernadette Soubirous era entonces una niña de catorce años, pobre e ignorante, pero muy devota de la Virgen María y el Rosario. Bernadette fue a un lugar llamado Massabielle a recoger leña con su hermana y otra niña, pero al tener que cruzar un río, se quedó atrás debido a su salud delicada.
Bernadette estaba cerca de una gruta cuando escuchó un ruido y sintió un viento. La sorprendió la aparición de una nube dorada y una mujer vestida de blanco. La mujer llevaba los pies descalzos y sobre cada uno tenía una rosa dorada. En la cintura llevaba una cinta azul ancha. En las manos, juntas y posición de oración, llevaba un rosario.
Ante la aparición de la señora, la reacción de Bernadette fue comenzar a rezar el Rosario. Según algunas versiones de esta historia, cuando Bernadette rezaba las Avemarías del Rosario, la señora no decía nada y solo pasaba las cuentas.
Cuando rezaba los Padres Nuestros y las Glorias, la mujer rezaba a la vez que ella. Cuando Bernadette terminó de rezar, la señora regresó a la gruta y desapareció.
Bernadette contaba que ella no sintió miedo al ver a la señora sino que hubiera deseado quedarse contemplándola por siempre. Sin embargo, cuando regresó a su casa y su madre se enteró de lo sucedido, no le creyó. Le prohibió volver, pero a los pocos días le permitió a Bernadette regresar a la gruta. La señora se le apareció otra vez. Esta vez Bernadette fue acompañada de otras personas.
Para comprobar si era cierto lo que veía, Bernadette le lanzó agua bendita a la señora y le pidió que si venía en nombre de Dios, diera un paso adelante. La señora dio un paso.
Más tarde pudo convencer a su padre de que la dejara regresar a la gruta y él le permitió ir el 18 de febrero.
Fue durante esta tercera aparición del 18 de febrero que la Virgen le pidió a Bernadette que regresara durante quince 15 seguidos. Le habló en su propio dialecto gascón, y se dirigió a ella usando el "usted" (voi) de cortesía. Le dijo: "¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?". También le prometió que sería feliz en el otro mundo.
Algunos que escucharon de las apariciones, creyeron en el suceso y acudieron a la gruta. Otros se burlaron de Bernadette y lo que parecía una creación de su imaginación. El 25 de febrero, Bernadette escarbó en la tierra para buscar un manantial que la señora le indicó y tomó del agua con tierra que pudo sacar.
Bernadette fue motivo de las burlas de muchos al ensuciarse con lodo la cara por obedecer el mandato de la señora de que se lavara en el manantial que aún no había aparecido completamente. Poco después brotaron las aguas del manantial milagroso, que desde entonces han sido vehículo de muchos milagros certificados por la Iglesia Católica.
Las apariciones continuaron. La señora animó a Bernadette a rezar por los pecadores y pidió que se construyera una capilla en ese lugar. También le pidió a Bernadette que besara la tierra como acto de penitencia y signo de humildad, una práctica que continúa hoy en día en Lourdes.
El 25 de marzo de 1858 la señora apareció por decimosexta vez. Fue entonces cuando Bernadette le preguntó 4 veces quién era y ella por fin le respondió que era la Inmaculada Concepción. Por ser Bernadette una joven analfabeta y sin acceso al dogma católico de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, que había sido proclamado el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX, estas palabras permitieron que, por fin, el sacerdote de su parroquia le creyera.
El 7 de abril, Bernadette permaneció en éxtasis durante la aparición de la Virgen, aún cuando la vela que sostenía le alcanzó las manos y se mantuvo encendida en ellas sin quemárselas.
La Virgen se le apareció por última vez a Bernadette el 16 de julio de 1858. Sus apariciones fueron declaradas auténticas el 18 de enero de 1862.
El santo papa Juan Palo II
Frases de Juan Pablo II Sobre la pobreza y la solidaridad
"Deseo llamar la atención... Basta con mirar la realidad de la multitud de hombres y mujeres, niños, adultos y ancianos; en una palabra, personas concretas e irrepetibles que sufren el peso intolerable de la miseria"
"Con dolor la pobreza de muchos, en contraste con la opulencia de algunos"
"Los pobres no pueden esperar"
San Martín de Porres
(Lima, 1579 - 1639) Religioso peruano de la orden de los dominicos que fue el primer santo mulato de América. Era hijo de Juan de Porres, hidalgo pobre originario de Burgos, y Ana Velásquez, una negra liberta, natural de Panamá.
Su preocupación por los pobres fue notable. Se sabe que los desvalidos lo esperaban en la portería para que los curase de sus enfermedades o les diera de comer. Martín trataba de no exhibirse y hacerlo en la mayor privacidad. La caridad de Martín no se circunscribía a las personas, sino que también se proyectaba a los animales, sobre todo cuando los veía heridos o faltos de alimentos. Tenía separada en la casa de su hermana un lugar donde albergaba a gatos y perros sarnosos, llagados y enfermos. Parece que los animales le obedecían por particular privilegio de Dios. Uno de los episodios más conocidos de su vida es que hizo comer del mismo plato a un perro, un perico y un gato.
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